Bailemos sobre las cenizas, Hamlet

Shakespeare nos provoca, nos confronta, nos interpela en cada una de sus obras. Pero en Hamlet esa interpelación se multiplica y potencia como en ninguna de sus otras obras. Abordarla implica siempre vulgarizarla, traer a nosotros esa complejidad nos obliga a simplificar, cercenar, mutilar, profanar. Este trabajo, hoy aquí en Rosario, en Jujuy, en Argentina, en este mundo fluctuante de cambios abruptos, injusticias y desigualdades enormes nos hace tomar partido, posicionarnos frente a esta realidad implacable. Una mirada Shakespereana de la vida, con todas sus aristas nos lleva a involucrarnos personalmente en lo que hacemos. Exponernos exaltando la crueldad de todas las relaciones humanas, desde la familia al estado, desde el amor a la guerra y la traición es el camino de este ritual sin retorno. Texto para el programa por Juan Bautista Ritvo Hamlet, el Hamlet de Shakespeare es, ante todo, un dispositivo que convoca las más diversas voces de la descomposición política y de la promiscuidad familiar. Sobre el cuerpo de Hamlet pesan la traición de la madre, la debilidad del padre, el cortejo innúmero, legión, diríamos con lenguaje bíblico, de los cortesanos del poder, la fascinación y el rechazo por el cuerpo femenino. Uno de los ecos del dispositivo ha sido tramado por una escritora, un director, un actor, en un collage que acoge y despierta muchas voces, incluida la cita, inesperada y feliz, de un desolado poema de amor de Aldo Oliva. Dice el texto: Es que me habitan muchos. Somos muchos. Capas y capas de voces que vienen de lugares diferentes.

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