Patricio y Julieta

Esto no es Romeo y Julieta.

Dos amantes.

Dos cuerpos.

Una máquina verborrágica.

En un poema imposible, esta obra materializa lo efímero del enamoramiento.

Proyecta un juego amoroso de juventud. Como si ser joven no fuese algo irrepresentablemente eterno, como si el plan del amor pudiera desplegarse en un tiempo finito de representación secuenciada.

También brinda al espectador una desesperanza: los seres humanos siguen defendiendo la existencia del flujo romántico.

Si Patricio es un espejo donde reflejar una artificiosa alegría de la humanidad, Julieta es un revólver de disparo certero en ese espejo.

Esta no-obra es pensar en el amor hasta consumirlo con explicaciones.

Patricio y Julieta es una obra de teatro, es un ensayo, es una creación performática en diálogo con el clásico.

Una artesanía que copia algunas partes de la obra original. Las junta con silicona a la luz de un foquito.
Nuestra obra observa al cuento de los amantes, se reaviva en él, lo cuestiona, lo descompone, lo olvida y lo vuelve un instante.

Un instante ruidoso, deportivo, que intenta ser virtuoso, lisérgico, atemporal.


Agradecemos a Santiago Kuster, Rocío García Loza y Amadeo Azar

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