Río de la Plata

Dos mujeres se encuentran por primera vez en casa de Azucena. Marina, aparentemente viene recomendada por una amiga de Azucena, a ofrecer un producto (PSA) para purificar el agua. La visita acordada es sin compromiso de compra. A lo largo del encuentro, Azucena que al principio se nos presenta como una mujer relajada y confiada, poco a poco, ante la manipulación de la venta oculta del producto que realiza Marina, va cambiando y mostrando su verdadero estado anímico. Ella, como tantos, detesta estar incluida en una base de datos que permite el bombardeo constante por celular o a domicilio para vendernos algo o para extraernos más información personal y así, en última instancia, estafarnos. El humor surge del reconocimiento de los lugares comunes vividos por los espectadores en la vida diaria.

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