Una poética de la identidad. Unipersonal de Marisa Busker
Hablamos de individuos, de personas que traen consigo una carga identitaria propia: de geografías habitadas, de lugares transitados, de lengua, de usos y costumbres, de danzas, religión, hábitos culturales, formas y posibilidades físicas, articulaciones sonoras y tanto más. ¿Podemos descifrar exactamente, específicamente todo este cúmulo de memoria? ¿Sabemos quiénes somos y de dónde venimos? Algo, aunque no todo. Pero podemos habilitar canales para que toda esta poesía que nos constituye tenga un espacio posible de manifestarse. Hablamos entonces de espacios santos de universos privados.
Dice Marisa Busker:
".mis abuelos, que me dejaron un legado, vivieron y murieron en Buenos Aires pero nacieron en La Rioja (Argentina), España, Ucrania y Bielorrusia: originarios, judíos, católicos, ateos, pero también algo anterior que propongo a través de una transculturalidad tan buscada: aquella implícita en mi propia existencia."
La obra-performance está elaborada a partir de una matriz desde donde quien la encarna, tratará de manifestar la presencia que la conforma, que está sin duda implícita en su propia memoria: la tangible y una algo anterior que se volvió palpable a través del trabajo de años, sobre todo en el cuerpo y en la voz.
Dice Busker:
".no creo pertenecer -en esencia- a la ciudad, vengo más bien del bosque, de la foresta, de leer a la naturaleza, de la época de la magia, de las lenguas indoeuropeas y de las originarias locales, de la montaña y más allá por el Pacífico.me siento más cómoda en el suelo que en la silla.me siento más cómoda con otra forma de cantar que la académica occidental."
La obra se llama entonces "ORIGINARIA" y está propuesta como una secuencia de cuadros que son uno en sí mismo: néctar; un manto para mi Rosario; tierra prometida, que las hay, las hay; interludio; un cordón inolvidable; el amor en el cuento de la buena pipa; las ciudades y yo; final, en donde Busker evoca a sus abuelos directos, a sus padres, pero también a otros que los precedieron y que habitan el umbral que la cobija.
En este caso la performer, por sus orígenes, propone su trabajo-de forma simbólica- en el Museo de Arte Hispanoamericano que incluye también al Hotel de Inmigrantes.
La obra está elaborada a partir de "la danza escondida", investigación transdisciplinar y transcultural, que conforma al cuerpo del performer, una matriz dirigida a la expresión del lenguaje (1998-2002) y sobre una segunda matriz (2013-2019), que incluye al proyecto: "somos originarios de -cada uno- su propio núcleo generador, somos habitantes del planeta".
Las dos matrices continúan en expansión.
Clasificaciones: Teatro, Unipersonales, Adultos