Zumba la risa

Una noche, en una calle o en una esquina, el barrio entero va a ser fotografiado. Todos los vecinos quieren quedar inmortalizados en la mejor imagen jamás vista por esas latitudes, pero algo sucede: han olvidado la risa, aquella voz escandalosa y lenguaraz, aquel ronquido de insolencia, rabioso y procaz. Sin embargo, la risa zumba en alguna parte.

Mucho tiempo después, tres viejas del barrio cuentan diferentes versiones de lo que pasó esa noche. ¿Cuál es la verdadera? ¿Es una? ¿Son las tres?

Zumba la risa pone en escena un universo risueño y a la vez feroz, que cuestiona la naturalización de la opresión.

Las canciones de espectáculo son una dedicatoria a los cómicos populares. En Zumba la risa se escuchan melodías que cantaron Niní Marshall, Pepe Iglesias, el dúo Buono Striano, Los Grandes del Buen Humor, Alberto Olmedo, entre otros. El tango y el barrio también son homenajeados en la música. Varias melodías más circulan en la obra. Algunas tienen resonancias paródicas, otras evocan momentos trágicos. Todas están en la memoria.

Dice Edith Scher, directora de Matemurga: “Tenemos una sola palabra para designar dos actitudes opuestas: una, la que celebra el orden existente y defiende la quietud, la que festeja y confirma que el mundo está bien así como está y lo aprueba. Otra, la risa rabiosa, furibunda, desatada, atrevida, la que sabe que todo, absolutamente todo alguna vez morirá. La que sabe que el mundo está en movimiento y que por ende, ningún poder será eterno, ningún poder será inmortal.