Estas tres mujeres, bien pueden ser parte de nuestra familia, vecinas, amigas, conocidas. Son tres versiones, tres miradas, tres latidos. Por momentos, desesperadas, obsesivas, culposas. Las tres con parte de la memoria colectiva que fue sepultada por la infamia y negada por el miedo impuesto pot la dictadura. El temor que pervive y nos inmoviliza para desarrollar lo mejor que poseemos como personas y como pueblo. Ellas con parte de un rompecabezas que cada espectador deberá completar con la revisión de su historia personal junto con las que le ofrecen Carmela, Ana y Matilde, al concluir el último cuadro.
Al igual que le sucede a Matilde, todavía es difícil, complicado, lograr la imagen completa. Siguen faltándonos piezas, siguen perdidas varias de ellas. (Gloria Mathern, prólogo del libro)